Fajardo puerto: Qué hacer en Fajardo | Discover Puerto Rico

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Triángulo del Diablo – Capítulo 4

El sol abrasador sin piedad ya estaba en su cénit cuando nuestros viajeros, habiendo llegado al puerto de Fajardo y despedido del señor Gastman, subieron al ferry rumbo a su destino, es decir, a la isla de Culebra. Los jóvenes se pararon uno al lado del otro, apoyando las manos en el costado y mirando el agua clara y transparente, y cada uno pensó en ese momento en algo propio, en algo tan personal que no se atrevían a decirse. Su reflejo en la superficie del mar parecía dar lugar a algunos fragmentos aleatorios de pensamientos en su cabeza.

Bella recordó un lloroso adiós a su querido padre, quien casi se echó a llorar como un niño, sosteniendo a su hija con fuerza en sus brazos. Recordó esos dulces rasgos y los momentos que pasó con él.

Troy, como siempre, estaba pensando en muchas cosas, pero no podía aferrarse a una sola. Pensamientos sobre una madre preocupada, sobre un viaje fallido a Irlanda, sobre un viaje inminente: todo esto inundaba y giraba rápidamente en su cerebro, reemplazándose unos a otros a su vez.

En el corazón de Mariana, con cada acercamiento del ferry a la isla, despertaba eso que los pueblos llamamos amor a la patria. Quién hubiera sabido cuánto extrañaba las asombrosas franjas de arena blanca, las poderosas corrientes de olas del mar azul brillante, la vida colorida y agitada de toda la isla y los habitantes provocativos y valientes de este maravilloso lugar tan nativo. La niña estaba ansiosa con el alma por su tierra, por esa orilla donde una vez pasó sus últimos días felices, cuando su madre aún vivía. Estaba tan impaciente que Mariana tenía miedo de no resistirse y saltar al agua para nadar de forma independiente hacia la tierra seductora.

Finalmente, cuando el ferry tocó tierra cerca de la isla, en el puerto, y todos los extranjeros que llegaron desembarcaron, inmediatamente fueron rodeados por conductores para llevarlos a su destino.

- Signorita, déjeme llevarla, - un ágil hombrecito con anteojos, parecido a un mono, agarró a Mariana por el codo.

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