Poema despedida de amor: 7 poemas para despedirse de un amor (comentados)

7 poemas para despedirse de un amor (comentados)

La poesía sirve para expresar diversos sentimientos, entre ellos la alegría de sentirse enamorado. De igual manera, puede ayudar a encontrar las palabras correctas para despedirse de una relación significativa.

En la siguiente selección, se pueden encontrar poemas de autores famosos en los que le dicen adiós a sus parejas. Aunque resaltan emociones tristes, también permiten descubrir que todo proceso que termina, puede dar paso a nuevas oportunidades.

1. Rima XLI – Gustavo Adolfo Bécquer

Tú eras el huracán, y yo la alta
torre que desafía su poder.
¡Tenías que estrellarte o que abatirme…!
¡No pudo ser!

Tú eras el océano; y yo la enhiesta
roca que firme aguarda su vaivén.
¡Tenías que romperte o que arrancarme…!
¡No pudo ser!

Hermosa tú, yo altivo; acostumbrados
uno a arrollar, el otro a no ceder;
la senda estrecha, inevitable el choque…
¡No pudo ser!

Gustavo Adolfo Bécquer (1836 – 1870) fue un destacado poeta español que con sus rimas de tema amoroso logró convertirse en un clásico. En este poema se refiere a la falta de compatibilidad entre la pareja. Era una relación condenada al fracaso, debido a que ambos la consideraban un enfrentamiento. Así, al no poder ceder ante las necesidades del otro, el idilio debió terminar.

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2. Ya no – Idea Vilariño

Ya no será
ya no
no viviremos juntos
no criaré a tu hijo
no coseré tu ropa
no te tendré de noche
no te besaré al irme
nunca sabrás quién fui
por qué me amaron otros.

No llegaré a saber
por qué ni cómo nunca
ni si era de verdad
lo que dijiste que era
ni quién fuiste
ni qué fui para ti
ni cómo hubiera sido
vivir juntos
querernos
esperarnos
estar.

Ya no soy más que yo
para siempre y tú
ya
no serás para mí
más que tú. Ya no estás
en un día futuro
no sabré dónde vives
con quién
ni si te acuerdas.
No me abrazarás nunca
como esa noche
nunca.

No volveré a tocarte.

No te veré morir.

La poeta uruguaya Idea Vilariño (1920 – 2009) escribió estos versos para su amante, el también escritor Juan Carlos Onetti, con quien estuvo durante varios años.

Así, se despide de una relación que siempre estuvo marcada por lo imposible. Es el momento en que sabe que ese amor llegó a su fin, que ya no existe la posibilidad de estar juntos, de compartir los momentos cotidianos o acompañarse hasta el final de sus días. Con un tono melancólico, muestra el desgarro de aceptar la pérdida del otro y asumir que ya nunca más podrán estar juntos.

3. Canción de agosto – Oscar Hahn

Amor mío

muchas cosas
pudieron haber pasado en agosto
pero no pasarán

muchas luciérnagas
pudieron haber brillado en los ojos
pero no brillarán

y el mes de agosto será enterrado
sin pompa ni circunstancia
sin flores ni cortejos

como tantos días
que nunca llegaron a ser árboles

como tantos árboles
que nunca llegaron a ser pájaros

como tantos pájaros
que nunca llegaron a volar

Oscar Hahn (1938) es un importante poeta y ensayista chileno. De manera metafórica, se despide de un amor que podría haber sido maravilloso y estaba lleno de posibilidades.

En Chile, en septiembre comienza la primavera, por lo que agosto se entiende como ese periodo en que se da paso para que las cosas florezcan. Como un pájaro que nunca logrará volar, el hablante afirma que como pareja no pudieron conseguir pasar la prueba del tiempo.

4. Lo inacabable – Alfonsina Storni

No tienes tú la culpa si en tus manos
mi amor se deshojó como una rosa:
Vendrá la primavera y habrá flores…
El tronco seco dará nuevas hojas.

Las lágrimas vertidas se harán perlas
de un collar nuevo; romperá la sombra
un sol precioso que dará a las venas
la savia fresca, loca y bullidora.

Tú seguirás tu ruta; yo la mía
y ambos, libertos, como mariposas
perderemos el polen de las alas
y hallaremos más polen en la flora.

Las palabras se secan como ríos
y los besos se secan como rosas,
pero por cada muerte siete vidas
buscan los labios demandando aurora.

Mas… ¿lo que fue? ¡Jamás se recupera!
¡Y toda primavera que se esboza
es un cadáver más que adquiere vida
y es un capullo más que se deshoja!

Alfonsina Storni (Argentina, 1892 – 1938) fue una de las poetas latinoamericanas más importantes del siglo XX. En su obra, indagó en el imaginario femenino y en la defensa por la igualdad de derechos.

En este poema se refiere al fin del amor. Se despide de forma tranquila de su amante, porque reconoce que no fue culpa de nadie que la relación terminara. Afirma que vendrán cosas nuevas (“el tronco seco dará nuevas hojas”) y que el dolor se convertirá en aprendizaje (“las lágrimas vertidas se harán perlas”).

La hablante sabe que, con el tiempo, ambos seguirán su camino y encontrarán otras relaciones. Sin embargo, el recuerdo siempre va a quedar, ya que el amor dejó una marca indeleble. Si bien la primavera trae cosas nuevas, implica el fin de un periodo, la muerte de lo que existía para así dar paso a lo siguiente.

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5. Serás amor – Pedro Salinas

¿Serás, amor
un largo adiós que no se acaba?
Vivir, desde el principio, es separarse.
En el primer encuentro
con la luz, con los labios,
el corazón percibe la congoja
de tener que estar ciego y solo un día.
Amor es el retraso milagroso
de su término mismo;
es prolongar el hecho mágico
de que uno y uno sean dos, en contra
de la primer condena de la vida.
Con los besos,
con la pena y el pecho se conquistan
en afanosas lides, entre gozos
parecidos a juegos,
días, tierras, espacios fabulosos,
a la gran disyunción que está esperando,
hermana de la muerte o muerte misma.
Cada beso perfecto aparta el tiempo,
le echa hacia atrás, ensancha el mundo breve
donde puede besarse todavía.
Ni en el llegar, ni en el hallazgo
tiene el amor su cima:
es en la resistencia a separarse
en donde se le siente,
desnudo, altísimo, temblando.
Y la separación no es el momento
cuando brazos, o voces,
se despiden con señas materiales:
es de antes, de después.
Si se estrechan las manos, si se abraza,
nunca es para apartarse,
es porque el alma ciegamente siente
que la forma posible de estar juntos
es una despedida larga, clara.
Y que lo más seguro es el adiós.

En este poema, el escritor español Pedro Salinas (1891 – 1951) indaga sobre la naturaleza efímera del amor. No obstante, a pesar de que dura poco, deja un recuerdo permanente (“un largo adiós que no se acaba”).

Con un tono sombrío, analiza la existencia humana como una condena a la soledad, pues el individuo sabe que debe enfrentarse solo a la muerte y que ninguna relación puede hacer más que retrasar ese momento (Cada beso perfecto aparta el tiempo). Entonces, el amor se convierte en una dulce distracción, pero pase lo que pase, está destinado a terminarse.

6. Canción de invierno y de verano – Ángel González

Cuando es invierno en el mar del Norte
es verano en Valparaíso.
Los barcos hacen sonar sus sirenas al entrar en el
puerto de Bremen con jirones de niebla y de hielo
en sus cabos,
mientras los balandros soleados arrastran por la superficie del Pacífico Sur
bellas bañistas.

Eso sucede en el mismo tiempo,
pero jamás en el mismo día.

Porque cuando es de día en el mar del Norte
—brumas y sombras absorbiendo restos
de sucia luz—
es de noche en Valparaíso
—rutilantes estrellas lanzando agudos dardos
a las olas dormidas.

Cómo dudar que nos quisimos,
que me seguía tu pensamiento
y mi voz te buscaba —detrás,
muy cerca, iba mi boca.
Nos quisimos, es cierto, y yo sé cuánto:
primaveras, veranos, soles, lunas.

Pero jamás en el mismo día.

En “Canción de invierno y de verano”, Ángel González (España, 1925 – 2008) se refiere a la distancia física entre dos enamorados. Uno de ellos se encuentra en el norte, en Alemania por la alusión a Bremen, mientras que el otro se encuentra en Chile, en Valparaíso.

De este modo, la distancia no sólo hace que estén separados, sino que les hace sentir la realidad de manera distinta. Así, el poeta plantea lo importante que resulta el momento en que se da una relación. Si bien se amaron y pusieron de su parte para estar juntos, la geografía les impidió poder disfrutar de una presencia necesaria para el amor.

Por ello, juega con la idea de las estaciones. Mientras para uno esta despedida es en invierno, para el otro es en verano, y aunque su amor fue profundo, no pudieron amarse “en el mismo día”, razón por la que se despiden.

7. Mal de ausencia – Luis Alberto de Cuenca

Desde que tú te fuiste, no sabes qué despacio
pasa el tiempo en Madrid. He visto una película
que ha terminado apenas hace un siglo. No sabes
qué lento corre el mundo sin ti, novia lejana.

Mis amigos me dicen que vuelva a ser el mismo,
que pudre el corazón tanta melancolía,
que tu ausencia no vale tanta ansiedad inútil,
que parezco un ejemplo de subliteratura.

Pero tú te has llevado mi paz en tu maleta,
los hilos del teléfono, la calle en la que vivo.
Tú has mandado a mi casa tropas ecologistas
a saquear mi alma contaminada y triste.

Y, para colmo, sigo soñando con gigantes
y contigo, desnuda, besándoles las manos.
Con dioses a caballo que destruyen Europa
y cautiva te guardan hasta que yo esté muerto.

Luis Alberto de Cuenca (1950) es un poeta español que utiliza la simpleza y el lenguaje directo como recurso estilístico. Aquí se dirige a su amada perdida. Le explica lo lento que pasa el tiempo sin ella, lo difícil que resulta la existencia sin su presencia. Continúa apareciendo en sus sueños y lo acosa como un fantasma. De esta manera, la escritura funciona como un intento de expulsar aquel amor tortuoso de su cuerpo y su memoria.

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12 poemas sobre despedidas (comentados)

Decir adiós nunca es fácil, pero gracias al poder de la poesía puede ser más llevadero. En los siguientes versos se pueden encontrar diversos acercamientos para despedirse de la vida, del amor y de la memoria.

1. Despedida – Alejandra Pizarnik

Mata su luz un fuego abandonado.
Sube su canto un pájaro enamorado.
Tantas criaturas ávidas en su silencio
y esta pequeña lluvia que me acompaña.

Alejandra Pizarnik (1936 – 1972) fue una destacada poeta argentina cuya obra se centró en la muerte, la identidad y el lenguaje. Se enfocó en la creación de poemas breves, al estilo de los haikús japoneses, en los que predomina la reflexión.

En “Despedida” alude al dolor que provoca cortar lazos. Es un poema bastante ambiguo, pues no se refiere a la despedida de un ser querido, una ciudad o una relación. Simplemente, a través de la metáfora del fuego que se extingue, expresa la desazón del hablante lírico que sufre ante la separación ( “y esta pequeña lluvia que me acompaña”).

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2.

Piedra negra sobre piedra blanca – César Vallejo

Me moriré en París con aguacero,
un día del cual tengo ya el recuerdo.
Me moriré en París – y no me corro –
tal vez un jueves, como es hoy de otoño.

Jueves será, porque hoy, jueves, que proso
estos versos, los húmeros me he puesto
a la mala y,
jamás como hoy, me he vuelto,
con todo mi camino, a verme solo.

César Vallejo ha muerto, le pegaban
todos sin que él les haga nada;
le daban duro con un palo y duro

también con una soga; son testigos
los días jueves y los huesos húmeros,
la soledad, la lluvia, los caminos…

César Vallejo (Perú, 1892 – 1938) fue uno de los grandes exponentes de la poesía vanguardista en América Latina a comienzos del siglo XX. Este es uno de sus poemas más recordados, pues funciona como una despedida adelantada del escritor. En él afirma que morirá en París un día de lluvia, luego de haber experimentado la dureza de la vida (“la soledad, la lluvia, los caminos…”).

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3. Adiós – Alfonsina Storni

Las cosas que mueren jamás resucitan,
las cosas que mueren no tornan jamás.
¡Se quiebran los vasos y el vidrio que queda
es polvo por siempre y por siempre será!

Cuando los capullos caen de la rama
dos veces seguidas no florecerán…
¡Las flores tronchadas por el viento impío
se agotan por siempre, por siempre jamás!

¡Los días que fueron, los días perdidos,
los días inertes ya no volverán!
¡Qué tristes las horas que se desgranaron
bajo el aletazo de la soledad!

¡Qué tristes las sombras, las sombras nefastas,
las sombras creadas por nuestra maldad!
¡Oh, las cosas idas, las cosas marchitas,
las cosas celestes que así se nos van!

¡Corazón… silencia!… ¡Cúbrete de llagas!…
-de llagas infectas- ¡cúbrete de mal!…
¡Que todo el que llegue se muera al tocarte,
corazón maldito que inquietas mi afán!

¡Adiós para siempre mis dulzuras todas!
¡Adiós mi alegría llena de bondad!
¡Oh, las cosas muertas, las cosas marchitas,
las cosas celestes que no vuelven más! . ..

Alfonsina Storni (Argentina, 1892 – 1938) fue una de las escritoras latinoamericanas más destacadas del siglo XX. En su obra, expresó la interioridad de la mujer y fue una fuerte defensora de sus derechos.

En estos versos, predomina un tono melancólico, donde se puede sentir la desazón de la hablante al expresar el dolor que significa decir adiós. Hace alusión a lo inevitable del paso del tiempo (“¡Los días que fueron, los días perdidos, los días inertes ya no volverán!”), ya que, tal como la naturaleza, todo tiene un ritmo que implica un comienzo y un final.

De esta manera, busca volverse más fuerte y dura ante la pérdida, pues ya no soporta más el sufrimiento (“¡Corazón… silencia!… ¡Cúbrete de llagas!…-de llagas infectas- ¡cúbrete de mal!…/¡Que todo el que llegue se muera al tocarte, corazón maldito que inquietas mi afán!”).

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4. Despedida – Jorge Teillier

Me despido de mi mano
que pudo mostrar el paso del rayo
o la quietud de las piedras
bajo las nieves de antaño.

Para que vuelvan a ser bosques y arenas
me despido del papel blanco y de la tinta azul
de donde surgían los ríos perezosos,
cerdos en las calles, molinos vacíos.

Me despido de los amigos
en quienes más he confiado:
los conejos y las polillas,
las nubes harapientas del verano,
mi sombra que solía hablarme en voz baja.

Me despido de las Virtudes y de las Gracias del planeta:
Los fracasados, las cajas de música,
los murciélagos que al atardecer se deshojan
de los bosques de casas de madera.

Me despido de los amigos silenciosos
a los que sólo les importa saber
dónde se puede beber algo de vino,
y para los cuales todos los días
no son sino un pretexto
para entonar canciones pasadas de moda.

Me despido de una muchacha
que sin preguntarme si la amaba o no la amaba
caminó conmigo y se acostó conmigo
cualquiera tarde de esas que se llenan
de humaredas de hojas quemándose en las acequias.
Me despido de una muchacha
cuyo rostro suelo ver en sueños
iluminado por la triste mirada
de trenes que parten bajo la lluvia.

Me despido de la memoria
y me despido de la nostalgia
-la sal y el agua
de mis días sin objeto –

y me despido de estos poemas:
palabras, palabras -un poco de aire
movido por los labios- palabras
para ocultar quizás lo único verdadero:
que respiramos y dejamos de respirar.

El poeta chileno Jorge Teillier (1935 – 1996) creó una obra centrada en el individuo y su relación con el paisaje. En este poema se despide de la vida que ha llevado.

Así, comienza haciendo alusión a su labor como poeta, pues lo primero de lo que se despide es de su “mano creadora”, del papel y la tinta que usó para escribir. Luego, menciona a sus amigos, a su amada, a su memoria, para concluir que lo único certero en la vida es “que respiramos y dejamos de respirar”.

Existe un tono de agradecimiento implícito a lo largo de estos versos, pues el hablante parece satisfecho ante las experiencias que ha acumulado y se siente listo para decir adiós.

5. Confesión – Charles Bukowski

Esperando a la muerte
como un gato
que saltará sobre la
cama.

Estoy apenado por
mi esposa.
Ella verá este
cuerpo
rígido
y blanco.

Lo sacudirá una vez, entonces
quizás de nuevo:
“Hank”
Hank no
contestará.

No es mi muerte lo que
me preocupa, es mi esposa
sola con esta
pila de nada.

Quiero que sepa
que todas las noches
durmiendo a su lado.
Incluso las discusiones
inútiles
fueron cosas
espléndidas.

Y las duras
palabras
que siempre tuve miedo de
decir
pueden ahora ser
dichas:
“Te amo”

Charles Bukowski (1920 – 1994) es el gran representante del realismo sucio en Estados Unidos. Su obra se caracteriza por el desenfado con el que se refiere a la vida de excesos, en donde predomina el alcohol, el sexo y las drogas. Fue un gran crítico de la sociedad de consumo del periodo, que encerraba un enorme vacío detrás de la aparente felicidad.

Este poema funciona como una carta de despedida. Se dirige a su esposa, imaginando el momento en que descubra su suicidio y se encuentre con su cuerpo sin vida. A pesar de su tono oscuro, es una declaración de amor, pues aunque no logró soportar más la vida, lo único que sí tenía claro es que la quería por sobre todo lo demás.

6. Los sonetos de la muerte – Gabriela Mistral

I

Del nicho helado en que los hombres te pusieron,
te bajaré a la tierra humilde y soleada.
Que he de dormirme en ella los hombres no supieron,
y que hemos de soñar sobre la misma almohada.

Te acostaré en la tierra soleada con una
dulcedumbre de madre para el hijo dormido,
y la tierra ha de hacerse suavidades de cuna
al recibir tu cuerpo de niño dolorido.

Luego iré espolvoreando tierra y polvo de rosas,
y en la azulada y leve polvareda de luna,
los despojos livianos irán quedando presos.

Me alejaré cantando mis venganzas hermosas,
¡porque a ese hondor recóndito la mano de ninguna
bajará a disputarme tu puñado de huesos!

Gabriela Mistral (Chile, 1889 – 1957) fue una de las voces más importantes de la literatura latinoamericana del siglo XX. Con “Los sonetos de la muerte” se hizo famosa, ya que ganó el Primer Lugar del Concurso Literario Juegos Florales en 1914.

En estos versos se despide de un amor imposible que ha muerto y que, con este acto, se ha convertido para siempre en parte de ella (“¡porque a ese hondor recóndito la mano de ninguna/bajará a disputarme tu puñado de huesos!”). Aunque el tema de la muerte fue recurrente en su creación, se cree que el poema tiene un carácter autobiográfico y está dedicado a Romelio Ureta, de quien estuvo enamorada y que se suicidó en 1909.

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7. Despedida – Federico García Lorca

Si muero,
dejad el balcón abierto.

El niño come naranjas.
(Desde mi balcón lo veo).

El segador siega el trigo.
(Desde mi balcón lo siento).

¡Si muero,
dejad el balcón abierto!

Federico García Lorca (1898 – 1936) es uno de los poetas más importantes en lengua española y gran referente en la Generación del 27.

En estos versos el hablante anticipa su muerte y expresa su deseo de abandonar el mundo mirando el campo, para así poder apreciar la simpleza de las cosas. En este sentido, la figura del balcón funciona como símbolo de la memoria. Al morir, quiere ser capaz de observar su vida y sentirse satisfecho de haber disfrutado hasta las cosas más sencillas.

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8. Nadie nos dice – Blanca Varela

Nadie nos dice cómo
voltear la cara contra la pared
y
morirnos sencillamente
así como lo hicieron el gato
o el perro de la casa
o el elefante
que caminó en pos de su agonía
como quien va
a una impostergable ceremonia
batiendo orejas
al compás
del cadencioso resuello
de su trompa

sólo en el reino animal
hay ejemplares de tal comportamiento
cambiar el paso
acercarse
y oler lo ya vivido
y dar la vuelta
sencillamente
dar la vuelta

En este poema, la escritora peruana Blanca Varela (1926 . 2009) reflexiona sobre la compleja relación que tiene el ser humano con la muerte. Por ello, alude a la actitud que se puede ver en el mundo animal, donde se entiende como un proceso natural que es aceptado con tranquilidad. De este modo, hace un llamado a los lectores, para que puedan mirar la vida que llevaron con sosiego (“oler lo ya vivido / y dar la vuelta”) y sean capaces de enfrentar la muerte con los brazos abiertos.

9. Despedida – Jorge Luis Borges

Entre mi amor y yo han de levantarse
trescientas noches como trescientas paredes
y el mar será una magia entre nosotros.

No habrá sino recuerdos.
Oh tardes merecidas por la pena,
noches esperanzadas de mirarte,
campos de mi camino, firmamento
que estoy viendo y perdiendo…
Definitiva como un mármol
entristecerá tu ausencia otras tardes.

Jorge Luis Borges (Argentina, 1899 – 1986) es uno de los escritores más importantes del siglo XX, ya que su obra planteó un cambio de paradigma al postular la multiplicidad y la participación activa del lector. En este poema, se despide de un amor que ya no es posible. Sabe que será necesario el paso del tiempo (“trescientas noches como trescientas paredes”) para intentar propiciar el olvido.

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10. Un largo adiós – Ángel González

Qué perezoso día
que no quiere marcharse
hoy a su hora.
El sol,
ya tras la línea lúcida
del horizonte,
tira de él,
lo reclama.
Pero
los pájaros lo enredan
con su canto
en las ramas más altas,
y una brisa contraria
sostiene en vilo el polvo
dorado de su luz
sobre nosotros.

Sale la luna y sigue siendo el día.
La luz que era de oro ahora es de plata.

Ángel González (1925 – 2008) es un destacado poeta español que se caracteriza por un estilo narrativo y cercano hacia el lector. En “Un largo adiós” se refiere, de manera metafórica, a lo compleja que resulta una despedida. No se trata sólo de decir adiós, sino que tal como avanza un día, es un proceso que se extiende y permanece en el individuo.

11. Poema para mi muerte – Julia de Burgos

Morir conmigo misma, abandonada y sola,
en la más densa roca de una isla desierta.
En el instante un ansia suprema de claveles,
y en el paisaje un trágico horizonte de piedra.

Mis ojos todos llenos de sepulcros de astro,
y mi pasión, tendida, agotada, dispersa.
Mis dedos como niños, viendo perder la nube
y mi razón poblada de sábanas inmensas.

Mis pálidos afectos retornando al silencio
-¡hasta el amor, hermano derretido en mi senda!-
Mi nombre destorciéndose, amarillo en las ramas,
y mis manos, crispándose para darme a las yerbas.

Incorporarme el último, el integral minuto,
y ofrecerme a los campos con limpieza de estrella
doblar luego la hoja de mi carne sencilla,
y bajar sin sonrisa, ni testigo a la inercia.

Que nadie me profane la muerte con sollozos,
ni me arropen por siempre con inocente tierra;
que en el libre momento me dejen libremente
disponer de la única libertad del planeta.

¡Con qué fiera alegría comenzarán mis huesos
a buscar ventanitas por la carne morena
y yo, dándome, dándome, feroz y libremente
a la intemperie y sola rompiéndome cadenas!

¿Quién podrá detenerme con ensueños inútiles
cuando mi alma comience a cumplir su tarea,
haciendo de mis sueños un amasijo fértil
para el frágil gusano que tocará a mi puerta?

Cada vez más pequeña mi pequeñez rendida,
cada instante más grande y más simple la entrega,
mi pecho quizás ruede a iniciar un capullo,
acaso irán mis labios a nutrir azucenas.

¿Cómo habré de llamarme cuando sólo me quede
recordarme, en la roca de una isla desierta?
Un clavel interpuesto entre el viento y mi sombra,
hijo mío y de la muerte, me llamará poeta.

Julia de Burgos (1914 – 1953) es una escritora puertorriqueña, importante figura en la defensa de los derechos de la mujer. En este poema hace un llamado a abandonar la vida tal como la dejó: sola y tranquila. Asimismo, desea que su cuerpo sea alimento de la tierra, siguiendo el ciclo natural de la existencia. De esta manera, su único deseo es ser recordada como poeta.

12. Farewell – Pablo Neruda

1

Desde el fondo de ti, y arrodillado,
un niño triste, como yo, nos mira.

Por esa vida que arderá en sus venas
tendrían que amarrarse nuestras vidas.

Por esas manos, hijas de tus manos,
tendrían que matar las manos mías.

Por sus ojos abiertos en la tierra
veré en los tuyos lágrimas un día.

2

Yo no lo quiero, Amada.

Para que nada nos amarre
que no nos una nada.

Ni la palabra que aromó tu boca,
ni lo que no dijeron las palabras.

Ni la fiesta de amor que no tuvimos,
ni tus sollozos junto a la ventana.

3

(Amo el amor de los marineros
que besan y se van.

Dejan una promesa.
No vuelven nunca más.

En cada puerto una mujer espera:
los marineros besan y se van.

Una noche se acuestan con la muerte
en el lecho del mar.

4

Amo el amor que se reparte
en besos, lecho y pan.

Amor que puede ser eterno
y puede ser fugaz.

Amor que quiere libertarse
para volver a amar.

Amor divinizado que se acerca
Amor divinizado que se va.)

5

Ya no se encantarán mis ojos en tus ojos,
ya no se endulzará junto a ti mi dolor.

Pero hacia donde vaya llevaré tu mirada
y hacia donde camines llevarás mi dolor.

Fui tuyo, fuiste mía. Qué más? Juntos hicimos
un recodo en la ruta donde el amor pasó.

Fui tuyo, fuiste mía. Tu serás del que te ame,
del que corte en tu huerto lo que he sembrado yo.

Yo me voy. Estoy triste: pero siempre estoy triste.
Vengo desde tus brazos. No sé hacia dónde voy.

…Desde tu corazón me dice adiós un niño.
Y yo le digo adiós.

Pablo Neruda (Chile, 1904 – 1973) fue un destacado poeta del siglo XX que trabajó tanto la simpleza como el vanguardismo. En estos versos, el joven poeta está intentando encontrar su voz autoral. Hay una mirada melancólica hacia la existencia y fuertes deseos de experimentar la vida, con sus bondades y sinsabores.

Se inscribe como una suerte de declaración de principios. El hablante lírico no desea ningún tipo de compromiso que lo amarre a una tierra, a una mujer o a una forma de vida, por lo que se despide y anuncia sus ansias de recorrer el mundo, tal como los marineros. Por ello, decide abandonar a la mujer y al hijo que esperan juntos.

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Eduard Asadov – Edelweiss | Poems about love | Read the text of the verse, poem by Eduard Asadov

A botanist who returned from the southern latitudes,
He told us with fervor
About rare plants of mountain heights,
Running up to the clouds.

They stand proudly, crystal clear,
Like bright caps of snow.
Children of desperate heights
And the wild singing of the winds.

Burning blue in the palms of a botanist,
Blinding sun and eternal coldness
Swing importantly, sternly.
Names are flashing – solid Latin –
One is more incomprehensible than the other.

At the end, he said: – But edelweiss,
Reigning almost in the clouds.
A risky voyage was taken for him,
And here he is in my hands!

Look: it shines like mountain snow,
But it is not just a flower.
Legend after century century about him
Ancient keeps the East.

This is a wizard. Flower talisman.
Whoever takes possession of it,
Will easily destroy any deceit
And will be kept from troubles.

And most importantly, this flower conceals
Sweet and hot captivity:
Whoever gives it to his girlfriend,
Takes the heart in return.

He finished, adding jokingly: – Well,
Science denies this,
But if the legend lives on for centuries,
Who knows? Now at least pass the exam by color!
Yes, you are not a scientist – a poet!

And I kept thinking to the roar and laughter:
What will she say now?
The one that is more beautiful and thinner than all,
But she is always so cold.

So cold that I don’t know,
Is happiness or trouble for me?
Here she smiled: – That, friends,
Nice, but nonsense…

In the night, the stars lit up over the gardens,
And in the river it’s dark, dark… .

The wind is blowing poplar snow,
Weeds smell of mint…
Of course, it’s stupid: the atomic age –
And suddenly a talisman flower!

So be it! And love? After all, it is sometimes
You cannot find it without a miracle!
Is there such a scientist,
To open the way to the heart?!

Edelweiss flower. .. Anguishing sadness…
Legend… The gray-haired East…
What if I suddenly take it and come back
And beg for that flower?

Will I be ridiculed? Agree. Let be.
I’ll get it at any cost!
Doesn’t believe? No need! But I’ll be back
And I’ll give her that flower!

Be braver! Here is his house… turn…
I put out the light of a cigarette butt,
And suddenly towards me from the gate
Swift figures!

I saw it and flashed with joy: – You!
There is, therefore, a secret power.
You know, he loves flowers fiercely,
But I managed, I begged…

Now you’ll understand everything… I’m not against miracles,
No, I’m not saying that… –
And suddenly she handed me an edelweiss! –
Here… Accept… I give!

The heavens flared up with stars,
Night in the glowing fire…
People, there are miracles on earth!
People, trust me!

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I don’t know anything about love

Author

Li Nata

Section

Poetry

Characters:

it/it

Genre:

Everyday, romance

Rating:

PG

Size:

Mini

Enatopian

Love and so on

Disclaimer:

9000

Placement:

222222 I myself

From the author:

Three verses about love, united by the beginning: “I. ..”. Published in Blue Book


I don’t know anything about love

“You don’t know anything about love” –

You probably know better from the outside.

Do not poison my soul with words,

Tell me openly: can you love yourself?

I don’t pretend to pity, no.

And I don’t ask for your tender confessions.

I also saw the white light

And I was convinced that hope is dead.

Desired by many, but still dead

And the saint staggers about dead.

So bitter words won’t hurt:

“You don’t know love.” By the way! Faith, too.

Love, Hope, Faith. Three sisters

Invented to comfort a little,

When the whole world is going to hell,

And in reality – it’s just undead.

Hope, Vera… No matter what you call it,

I know them, you can’t take that away.

Why am I laughing while talking about Love?

Laughing to tears – such a “happy” image.

It’s easier to live this way – without thinking about her,

Don’t believe, don’t hope, turn around,

Weaving wreaths from crazy days,

But there’s nowhere to go at night.

And in the blackness three sisters come.

They sit side by side and… come to life.

I don’t know anything about love,

But damn… who? What? About her? Know?!


I made you up…

I must have thought of you

One gloomy night in September.

Everything was just terribly bad –

It was bad for both you and me.

Two destinies came together in one space,

And so strange, but love came true

In a world where impermanence is all around,

In a world where there are lies and dirt,

Two souls intertwined and

For each other – honey and wine.

Only – do you hear? – in bitterness, in sorrow

I miss you – the past.

You made me up. This is true.

Do not blame – it is not your fault,

What hurt and hurts. As a reward

Your love was given to me.

Everything was great. Was. It was…

And love – as if for the last time –

How it burned, how it burned… It got cold

With you, not with me. Now

I would like to pay honestly for happiness.

Don’t ask for forgiveness, don’t lie.

A miracle is fleeting, as you know,

Only debts are permanent.

We invented each other. It hurts

To return to life from the world of dreams.

Only – do you hear? – I thought involuntarily,

That everything could be serious with us.

You can’t enter the river twice… Alluring,

But neither you nor I need it.

You know, you were so real

And you stayed. Only… in September.


I’m with you.

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